Pasando por la orilla del mar de Galilea, Jesús vio a Simón y a
su hermano Andrés que echaban la red al lago, pues eran pescadores. «Vengan,
síganme» les dijo Jesús, «y los haré pescadores de hombres». Al momento dejaron
las redes y lo siguieron. Marcos 1:16-18.
Para pescar las almas de
los hombres necesitas tener tanto juicio como cuando estás pescando en el mar,
porque los hombres son peces curiosos y con frecuencia las sombras los
asustarán. Lanzar de la forma correcta tu cordel es un arte que no se aprende
con facilidad. Algunos nunca aprenden y, por tanto, no son capaces de atraer a
las almas, mientras que otros poseen los instintos sagrados que les ayudan a
atrapar el corazón de los hombres y apoderarse de ellos. Tenemos que ser sabios
para ganar almas; los necios no ganan almas. Tenemos que lograr una empatía con
los hombres, conocer incluso sus debilidades, y debemos relacionarnos con
ellos, aceptarlos como son y presentarles la verdad de forma que puedan
entenderla y aceptarla. Si eres un testigo de Cristo, pídele al Espíritu de sabiduría
que te guíe. Ora en busca de dirección para que tu ocupación de ganar almas no
se convierta en un discurso poco juicioso. Que tu celo sea con prudencia.
A través de la Biblia en un año: Proverbios 13-15
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