Todo tiene
su momento oportuno; hay un tiempo para todo lo que se hace bajo el cielo.
Eclesiastés 3:1.
Ahora bien, hermanos, todas las fuerzas del mal
luchan contra la causa de Dios y contra la verdad y me atrevo a decir que eso
está ocurriendo en este momento, porque ni el diablo ni sus demonios ni los
ateos permanecen quietos, pero de esto estamos seguros: el Señor lo sabe, y
tiene listos a su Ester y a su Mardoqueo para frustrar sus designios.
Cada hijo de Dios está donde él lo ha colocado con
algún propósito y la aplicación práctica de este primer punto es guiarte a buscar
el propósito por el que Dios te ha colocado donde estás ahora. Habías deseado
otra posición donde pudieras hacer algo por Jesús: no desees nada de esto, sino
sírvele donde estás. Si estás sentado a las puertas del palacio del rey, hay
algo que debes hacer ahí, si ocupas el trono de la reina, hay algo para que
hagas allí; no busques ser el portero o la reina, sirve a Dios desde donde
estés.
Ester lo hizo bien porque actuó según le
correspondía y Mardoqueo también lo hizo bien porque actuó según su condición.
Me gusta pensar, mientras los observo, que a cada uno de ustedes Dios los
colocó en el lugar correcto, así como un buen capitán organiza su ejército, y a
pesar de que no conocemos el plan de batalla, durante el conflicto veremos que
él ha colocado a cada soldado en el lugar donde debía estar. Entonces, no
olvides el hecho de que Dios en su providencia coloca a sus siervos en
posiciones donde los pueda utilizar.
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