En resumidas cuentas, ¿cuál es nuestra esperanza, alegría o
motivo de orgullo delante de nuestro Señor Jesús para cuando él venga? ¿Quién
más sino ustedes? Sí, ustedes son nuestro orgullo y alegría. 1 Tesalonicenses 2:19-20.
Los que confían en Dios
y lo siguen tienen otra gran recompensa, la bendición de hacer el bien. ¿Puede
alguna otra cosa hacernos más felices? Este gozo es un diamante de la mejor
calidad. Iguala, si puedes, el gozo que produce ayudar al huérfano o la viuda.
¡Busca algo que produzca tanto gozo como el salvar un alma de la muerte y
cubrir multitud de pecados! Valdría la pena tener fe en Dios, incluso si
viviéramos aquí para siempre, si nuestra vida estuviera dedicada a hacer el
bien al pobre y al necesitado, y a rescatar a los equivocados y a los caídos.
Si deseas probar el gozo más puro que fluye de las fuentes del paraíso, prueba
la bendición inagotable de salvar un alma perdida. Cuando la fe en Dios te
enseña a negarte a ti mismo y vivir por completo para glorificar a Dios y
beneficiar a tus semejantes, te colocas en el camino del Señor y de sus
ángeles, y al seguirlo, reinarás en él.
Pienso, hermanos, que
nuestra suerte es mucho mejor que la del más rico emperador, si este no conoce
al Salvador. ¡Ay, pobres reyes, pobres príncipes, pobres nobles, pobres ricos
que no conocen a Cristo! ¡Pero dichosos los pobres que lo conocen! ¡Felices los
esclavos que lo aman! ¡Felices los hombres y mujeres moribundos que se
regocijan en él! Ellos tienen un gozo perpetuo y un continuo placer porque Dios
es el todo de su vida.
A través de la Biblia en un año: Nehemías
8-10
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