El Señor mismo descenderá del cielo con voz de mando, con voz de
arcángel y con trompeta de Dios, y los muertos en Cristo resucitarán primero.
Luego los que estemos vivos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados junto
con ellos en las nubes para encontrarnos con el Señor en el aire. Y así
estaremos con el Señor para siempre. Por lo tanto, anímense unos a otros con
estas palabras. 1 Tesalonicenses 4:16-18.
¿Cuál es la mayor
recompensa de aquellos que se refugian bajo las alas de Dios? Yo respondo que
obtendremos la mayor recompensa el día que dejemos estos cuerpos de carne y
hueso, para que duerman en Jesús, mientras que nuestro espíritu deje el cuerpo
para estar presente ante el Señor. En este estado incorpóreo disfrutaremos una
perfecta armonía de espíritu, pero recibiremos una recompensa aún mayor cuando
el Señor venga por segunda vez y nuestros cuerpos se levanten de entre los
muertos para formar parte del glorioso reino del Rey que ha descendido.
Entonces, en nuestra humanidad perfecta, veremos el rostro de aquel que amamos
y seremos como él. Entonces vendrá la adopción, cuando nuestro cuerpo será redimido
para estar en cuerpo, alma y espíritu, la trinidad en unidad, para siempre con
el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, nuestro Dios trino. Esta bendición
inimaginable es la plena recompensa por confiar bajo las alas de Jehová.
A través de la Biblia en un año: Nehemías
4-7
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