“Y
enemistad pondré entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya;
ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar”. Génesis
3:15.
Esta es la
primera promesa dada al hombre caído. Contiene todo el Evangelio, y es la
esencia del pacto de la gracia.
En grande
medida ha sido cumplida. El Señor Jesucristo, la simiente de la mujer, fue
herido en su calcañar, y ¡qué herida tan terrible fue! ¡Pero cuán terrible será
la herida mortal de la cabeza de la serpiente! Esta fue hecha actualmente
cuando Jesús quitó el pecado, venció la muerte y quebró el poder de Satanás;
pero espera su cumplimiento completo en la Segunda Venida del Señor, y en el
día del juicio. A nosotros la promesa es una profecía de que seremos afligidos
por el poder del mal en nuestra naturaleza baja, y así heridos en nuestro
calcañar; pero triunfaremos en Cristo, que pone su pie sobre la cabeza de la
serpiente antigua. Durante este año tal vez tendremos que experimentar la
primera parte de esta promesa por las tentaciones del diablo, y la crueldad de
los impíos, que son su simiente. Tal vez nos herirán de tal manera que
cojearemos con nuestro calcañar dolorido; pero acojámonos a la segunda parte
del versículo, y así no desmayaremos. Regocijémonos por la fe de que aun hemos
de reinar en Cristo Jesús, la simiente de la mujer.
FUENTE: Libro de
Cheques del Banco de la Fe – Charles H. Spurgeon.
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