Versículo para hoy:

“Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida.” -Romanos 5:10

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sábado, 22 de marzo de 2025

SANTIDAD - J. C. RYLE (1816-1900)


III. El Fundamento

    Paso al tercer punto que me propongo considerar: El Fundamento sobre el cual se edifica su Iglesia. El Señor Jesucristo nos dice: "Sobre esta roca edificaré mi iglesia".

    ¿Qué quiso decir cuando habló de este fundamento? ¿Se refería al apóstol Pedro con quien estaba hablando? Estoy seguro que no. No veo ninguna razón por qué, si se refería a Pedro, no dijo "sobre ti" edificaré mi Iglesia. Si se hubiera referido a Pedro, habría dicho "Sobre ti edificaré mi Iglesia" con la misma claridad que dijo: "Y a ti te daré las llaves". ¡No, no se trataba de la persona del apóstol Pedro, sino de la confesión correcta que el apóstol acababa de hacer! No era sobre Pedro, el hombre que fallaba y era inestable, sino la verdad portentosa que el Padre le había revelado a Pedro. Era sobre la verdad de que Jesucristo mismo es la roca. Era sobre Cristo como Mediador y Mesías. Era sobre la verdad bendita de que Jesús era el Salvador prometido, la Seguridad auténtica, el verdadero Intercesor entre Dios y el hombre. Esta era la Roca y este el fundamento sobre el cual la Iglesia de Cristo se construiría.

    El fundamento de la Iglesia verdadera se colocó a un costo enorme. Fue preciso que el Hijo de Dios tomara sobre sí nuestra naturaleza y, en esta naturaleza, vivir, sufrir y morir, no por sus propios pecados, sino por los nuestros. Era necesario que en esa naturaleza fuera al sepulcro y resucitara. Era necesario que en esa naturaleza de Cristo, ascendiera al cielo para sentarse a la diestra de Dios, habiendo obtenido redención eterna para todo su pueblo. Ningún otro fundamento podría haber satisfecho las necesidades de pecadores perdidos, culpables, corruptos, débiles e indefensos.

    Ese fundamento, una vez colocado, es muy fuerte. Puede aguantar el peso de los pecados de todo el mundo. Ha cargado con el peso de todos los pecados de todas las piedras vivas que se han ido sobreedificando en el fundamento (1 P. 2:5). Los pecados de pensamiento, pecados de la imaginación, pecados del corazón, pecados de la mente, pecados que todos han visto y pecados que nadie ha visto, pecados contra Dios y pecados contra el hombre, pecados de toda clase y descripción, todos son pecados cuyo peso puede soportar la Roca portentosa sin desmoronarse.

    El oficio mediador de Cristo es el remedio suficiente para todos los pecados de todo el mundo.

    Cada miembro de la Iglesia verdadera está fijado a este fundamento. Los creyentes no están unidos y no concuerdan en muchas cosas, pero en cuanto al fundamento de su alma, todos coinciden. Ya sean episcopales o presbiterianos, bautistas o metodistas, todos los creyentes piensan lo mismo en esto. Todos están edificados sobre la Roca. Si les preguntamos de dónde viene la paz, esperanza y gozosa expectativa de las cosas que vendrán, nos dirán que todas proceden de una misma fuente poderosa: Cristo el Mediador entre Dios y el hombre, y del oficio de Cristo como Sumo Sacerdote y Garantía de los pecadores.

    Revise usted su fundamento si desea saber si es o no miembro de la única Iglesia verdadera. Sólo usted conoce la respuesta. Podemos verlo presente en el culto de adoración, pero no podemos ver si está personalmente edificado sobre la Roca. Podemos ver que participa de la Cena del Señor, pero no podemos ver si está unido a Cristo, si es uno con Cristo y Cristo uno con usted. Asegúrese de no equivocarse en cuanto a su propia salvación. Cerciórese de que su alma está cimentada sobre la Roca. Sin esto, lo demás no vale nada. Sin esto, usted no saldrá victorioso en el día del juicio. ¡Mil veces mejor ser encontrado en aquel día en una choza humilde edificada "sobre la Roca", que en un palacio construido sobre la arena!

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