7. EL TIEMPO EN QUE RECIBIMOS AFRENTAS Y ABUSOS DE LOS HOMBRES
EN CUARTO LUGAR, propongamos con seriedad la siguiente pregunta a nuestro corazón: "¿He conseguido algún bien a causa de las cosas malas y las injurias que he recibido?"
Si no nos han hecho ningún bien, volvamos la venganza sobre nosotros mismos. Tendremos motivos para estar llenos de vergüenza y tristeza si tenemos un corazón que no puede sacar bien de estos problemas, vergüenza por tener un temperamento tan poco parecido al de Cristo.
La paciencia y mansedumbre de otros cristianos han hecho que todas las ofensas que les han dedicado sean convertidas en algo bueno, sus almas se han visto animadas a alabar a Dios cuando han sido cargados con reproches por parte del mundo. "Te agradezco, Dios" -dijo Gerónimo- "porque soy digno de ser odiado por el mundo". Si hemos derivado algún beneficio de los reproches y maldades que hemos recibido, si estas cosas han hecho que examinemos nuestros propio corazón, si han hecho que seamos más cuidadosos con nuestra conducta, si nos han convencido del valor que tiene un carácter santificado, ¿no las perdonaremos? ¿No perdonaremos a aquel que ha sido un instrumento de tanto bien para nosotros? ¿Qué importa si lo hizo para mal?
Si a través de la bendición divina nuestra felicidad ha sido promovida por lo que esa persona nos hizo, ¿por qué tendríamos siquiera que tener un pensamiento duro contra ella.
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