8. EL TIEMPO DE GRANDES PRUEBAS
En tales casos el corazón se inclina a verse traspuesto con orgullo, impaciencia y otras emociones pecaminosas. Muchas gente buena se convierte en culpable de una conducta apresurada y muy pecaminosa en tales casos, y todo lo que necesitamos es hacer uso diligente de los siguientes medios para mantener el corazón sumiso y paciente bajo grandes pruebas:
EN PRIMER LUGAR, tengamos pensamientos humildes y sobrios sobre nosotros mismos en estos momentos.
La persona humilde es siempre paciente. El orgullo es la fuente de las emociones irregulares y pecaminosas. Un espíritu elevado será un espíritu petulante e insumiso. Cuando nos valoramos demasiado alto, pensamos que somos tratados indignamente y que nuestras pruebas son demasiado severas, y por eso objetamos y nos quejamos.
Como cristianos, deberíamos tener pensamientos de nosotros mismos que hiciesen parar esas murmuraciones. Deberíamos tener una idea más baja y humilde de nosotros mismos que la que cualquier otro pueda tener. Obtengamos humildad, y tendremos paz cualesquiera que sean las pruebas.
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