3- TIEMPOS QUE REQUIEREN UN CUIDADO ESPECIAL DEL CORAZÓN
5. EL TIEMPO DE NECESIDADES EXTERNAS
EN SÉPTIMO LUGAR, el pecado no está en la pobreza, sino en la aflicción.
Si no has caído en pobreza por pecar, y si solamente se trata de una aflicción, puede ser sobrellevada de manera más fácil. Es difícil soportar una aflicción si viene como fruto y castigo por un pecado. Cuando tenemos problemas por ese motivo, decimos "¡Oh, si tan solo fuese una aflicción que viene de la mano de Dios como prueba, la podría soportar! Pero ha venido sobre mí debido a mi pecado, es un castigo por el pecado. La marca del desagrado de Dios está sobre ella. Es la culpa en medio de ella la que me amarga más que la necesidad sin esa culpa". Pero si este no es el caso, no tenemos razones para sentirnos deprimidos.
Alguien podría decir "Pero, aunque el problema no sea la culpa, esta situación tiene otros problemas, como, por ejemplo, el descrédito del cristianismo. No puedo cumplir con mis compromisos con el mundo y por eso el cristianismo probablemente sea desacreditado". Es bueno que tengamos en el corazón, el cumplir con cada deber. Pero si Dios nos inhabilita mediante su providencia, no es un descrédito para nuestra profesión el hecho de no hacer lo que no podemos, siempre y cuando nuestro deseo y esfuerzo sea hacer lo que podemos y debemos hacer. En este caso es la voluntad de Dios que la indulgencia y paciencia hacia nosotros sea ejercida.
También se podría decir: "Me apena contemplar las necesidades de otros, a los que yo solía aliviar, pero ahora no puedo". Si no podemos hacerlo, deja de ser nuestro deber, y Dios acepta que entreguemos nuestra alma a quienes están hambrientos de compasión, y que deseemos ayudarles, aunque no podamos suplirlos y aliviarlos materialmente.
Otra cosa que se podría alegar es: "Encuentro que esta condición está llena de tentaciones, y que es un gran obstáculo para el camino hacia el cielo". Toda situación en el mundo tiene sus obstáculos y tentaciones, y si fuésemos prósperos tendríamos más tentaciones y menos ventajas que ahora. Porque, aunque tanto la pobreza como la riqueza tienen sus tentaciones, estoy seguro de que la prosperidad no tiene las ventajas que tiene la pobreza. En ella hay una oportunidad para descubrir la sinceridad de nuestro amor hacia Dios, cuando podemos vivir apoyados en Él, encontrar en Él lo suficiente, y seguirle constantemente, incluso cuando todos los atractivos y motivos externos fallan. Así pues, hemos visto cómo guardar el corazón de las tentaciones y peligros de una situación humilde en el mundo. Cuando la necesidad oprime y el corazón comienza a hundirse, bendigamos a Dios por estas ayudas para guardarlo.
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