"Extranjero soy contigo". Salmo 39.12
Sí, oh Señor, extranjero contigo, pero no a ti.
Tu gracia ha quitado todo mi alejamiento de ti, y ahora, en comunión contigo, ando por este mundo pecador como un peregrino en país extraño. Tú eres un extranjero en tu propio mundo.
El hombre te olvida, te deshonra, establece nuevas leyes, extrañas costumbres y no te conoce. Cuando tu amado Hijo vino a los suyos, los suyos no lo recibieron. Él estaba en el mundo y el mundo fue hecho por Él y el mundo no lo conoció.
Nunca un extranjero fue tan extraño entre los ciudadanos de cualquier país como lo fue tu Amado Hijo entre sus hermanos de madre. No es extraño pues, que si vivo la vida de Jesús, sea desconocido y extranjero en este suelo. Su mano herida desató las cuerdas que una vez ataron mi alma a la tierra, y ahora me hallo como un extraño en el mundo. Mi hablar le parece un habla extranjera a estos babilonios entre quienes vivo. Mi conducta y acciones les son extrañas. Se sentiría más cómodo un noble entre plebeyos que yo en las guaridas de los pescadores. Pero aquí está mi mayor privilegio: Yo soy extranjero contigo. Tu eres mi compañero en el sufrimiento y en la peregrinación. ¡Oh qué gozo es andar en tan bendita compañía! Mi corazón arde dentro de mí en el camino mientras me hablas, y aunque soy un peregrino, sin embargo soy más feliz que los que se sientan en tronos, y me siento mucho más cómodo que los que habitan en casas lujosas.
A cualquier parte sin temor iré
si Jesús dirige mi inseguro pie.
Sin su compañía todo es terror,
más si Él me guía no tendré temor.
si Jesús dirige mi inseguro pie.
Sin su compañía todo es terror,
más si Él me guía no tendré temor.
Con Jesús por guía donde quiera voy;
caminando en pos de Él seguro estoy.
Y aunque padre y madre me puedan faltar
Jesucristo nunca me abandonará.
caminando en pos de Él seguro estoy.
Y aunque padre y madre me puedan faltar
Jesucristo nunca me abandonará.
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