"...Vuestra vida está escondida con Cristo en Dios", Colosenses 3:3
El Espíritu de Dios da testimonio de la sencilla y omnipotente seguridad de la vida escondida con Cristo
en Dios. Pablo lo recalca continuamente en sus epístolas. Y nosotros hablamos como si vivir la vida
santificada fuera lo más incierto e inseguro. Por el contrario, es lo más seguro que pudiéramos hacer,
porque tiene al Dios Todopoderoso en ella y tras ella. Lo más peligroso e inseguro es tratar de vivir sin
Él. Si hemos nacido de nuevo es más fácil vivir en comunión con Dios, que descarriarse, siempre y cuando prestemos atención a las advertencias de Dios: "...si andamos en luz", (1 Juan 1:7).
Cuando pensamos en ser liberados del pecado, en ser llenos del Espíritu y andar en la luz, imaginamos la
cumbre de una gran montaña. Pero como la vemos muy alta y maravillosa, decimos: "¡Oh, yo nunca
podría vivir allá arriba!" No obstante, cuando por la gracia de Dios llegamos hasta esa cima, observamos
que no es la cumbre de una montaña, sino una altiplanicie donde hay espacio suficiente para vivir y
crecer.
"Ensanchaste mis pasos debajo de mí y mis pies no han resbalado", Salmo 18:36.
Cuando realmente veas a Jesús, jamás dudes de Él. Te exhorto a no preocuparte, cuando ves que Jesús te dice: "No se turbe vuestro corazón" (ver Juan 14:27). Es blasfemia dudar cuando Él está ahí. Cada
vez que entras en contacto personal con Jesús, sus palabras son reales para ti. "Mi paz os doy...", una paz que
produce una confianza total y te cubre completamente desde la coronilla hasta la planta de los pies. "Vuestra vida está escondida con Cristo en Dios". La paz imperturbable de Jesucristo te ha sido dada.
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