Versículo para hoy:

“A quienes Dios quiso dar a conocer las riquezas de la gloria de este misterio entre los gentiles; que es Cristo en vosotros, la esperanza de gloria, a quien anunciamos, amonestando a todo hombre, y enseñando a todo hombre en toda sabiduría, a fin de presentar perfecto en Cristo Jesús a todo hombre;” -Colosenses 1:27-28

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miércoles, 26 de octubre de 2022

Octubre 26 ¿Qué es un misionero? - OSWALD CHAMBERS

"Entonces Jesús les dijo otra vez: Como me envió el Padre, así también yo os envió", Juan 20:21

Un misionero es alguien enviado por Jesucristo, así como Él fue enviado por Dios. El gran factor predominante no son las necesidades de la gente, sino el mandamiento de Jesús. La fuente de inspiración para servir a Dios está detrás de nosotros, no adelante. Actualmente somos propensos a colocar primero la  inspiración y a retirar todo lo que tenemos al frente adaptándolo a nuestra definición de éxito. Pero en el Nuevo Testamento la inspiración aparece detrás de nosotros y es el mismo Señor Jesús. El ideal es serle fiel llevando a cabo sus planes. 

La unión personal al Señor Jesús y a su perspectiva, es lo único que no debemos descuidar. En la obra misionera el gran peligro consiste en que reemplacemos el llamamiento divino por las necesidades de las personas, hasta el punto de que la compasión humana aplasta por completo el significado de ser enviado por Jesús. Las necesidades son tan enormes y las condiciones tan difíciles, que todos los poderes de la mente vacilan y fallan. Somos dados a olvidar que la única gran razón detrás de la obra misionera no es primeramente el ascenso de la gente, su educación, ni sus necesidades, sino ante todo, el mandamiento de Jesucristo: "Por tanto, id y haced discípulos a todas las naciones", Mateo 28:19. 

Al mirar la vida de hombres y mujeres de Dios del pasado, tenemos la tendencia a decir: "¡Que sabiduría tan maravillosa y aguda tuvieron y de qué manera tan perfecta comprendieron todo lo que Dios quería!” Pero detrás de ellos estaba la mente aguda de Dios, nunca la sabiduría de los hombres. Le damos crédito a la sabiduría humana cuando deberíamos dárselo a Dios, quien usa a personas sencillas y lo bastante necias como para confiar en la sabiduría y provisión sobrenatural de Él.

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