"Pero gracias a Dios, que nos lleva siempre en triunfo en Cristo Jesús", 2 Corintios 2:14
El punto de vista de un siervo de Dios siempre debe ser lo máximo y no simplemente estar tan cerca de lo
máximo como pueda. Esfuérzate en mantener el punto de vista de Dios y recuerda que esto se debe hacer
todos los días, de manera gradual. No pienses en un infinito. Ningún poder externo puede tocar ese punto
de vista.
La perspectiva apropiada que debemos mantener consiste en comprender que estamos aquí con un solo
propósito: Ser cautivos que marchan en el séquito victorioso de Cristo. No estamos aquí para que nos
exhiban en la vitrina de Dios, sino para manifestar una sola virtud: la absoluta cautividad de nuestras
vidas a la obediencia a Cristo (ver 2 Corintios 10:5). ¡Cuan insignificantes son los otros puntos de vista!
Por ejemplo: "soy el único que está luchando por Jesús" o, "debo mantener la causa de Cristo y defender
esta fortaleza para Él". Pero Pablo dijo en esencia: "Pertenezco al séquito de un Vencedor y sin importar
cuáles sean las dificultades, Él siempre me lleva al triunfo". ¿Se está llevando a cabo esta idea de manera
práctica en nosotros? Como el gozo secreto de Pablo era saber que Dios lo había tomado cautivo a él —
un rebelde agresivo, enemigo de Jesucristo — esa cautividad se convirtió en su propósito. El gozo de
Pablo fue ser un prisionero del Señor y por eso no tuvo otro interés en el cielo ni en la tierra. Para un
cristiano es vergonzoso hablar de conseguir la victoria. Debemos pertenecer al Vencedor de una manera
tan completa que todo el tiempo seamos victoriosos, porque somos más que vencedores por medio de Él.
"Porque para Dios somos grato olor de Cristo", 2 Corintios 2:15. ¿Estamos envueltos en el dulce aroma
de Jesús y somos un maravilloso olor grato para Dios dondequiera que vamos?
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