"...Ríos de agua viva", Juan 7:38
El nacimiento de un río no se entera de los lugares a los cuales llega su cauce. Y Jesús dijo que si hemos
recibido de su plenitud, de nosotros brotarán ríos de agua viva que bendecirán incluso hasta lo último de la
tierra. Nosotros no tenemos nada que ver con el desbordamiento de la corriente, pues "esta es la obra de
Dios, que creáis...", Juan 6:29. Dios rara vez permite que alguien vea cuan grande bendición es para otras
personas.
Un río es victorioso en su persistencia porque vence todos los obstáculos. Durante un tiempo sigue su
curso sin interrupción; luego, cuando enfrenta un obstáculo, se detiene momentáneamente, pero pronto se
abre camino alrededor de él. Un río puede desaparecer de la vista por algunos kilómetros, pero luego
aparece de nuevo más ancho y más grande que antes. ¿Puedes ver que Dios utiliza a otros, pero a tu vida
ha llegado un impedimento y parece que no eres de ninguna utilidad para Él? Entonces, continúa
prestándole atención a la Fuente y Dios te llevara alrededor del obstáculo, o lo removerá. El río del
Espíritu de Dios vence todas las barreras. Nunca pongas tus ojos en el impedimento o la dificultad. Los
obstáculos son totalmente indiferentes para el río, ya que éste fluye sin interrupción a través de ti, siempre
que te mantengas unido a la Fuente. Nunca permitas que nada se interponga entre Jesucristo y tú, ninguna
emoción ni experiencia. Nada debe alejarte de esa grande, única y soberana Fuente.
¡Piensa en los extensos ríos de sanidad que se están desarrollando y alimentando en nuestras almas! Dios
le ha estado revelando a nuestra mente verdades maravillosas y cada una de ellas es otra evidencia del
poder más amplio del río que El hará fluir a través de nosotros. Si crees en Jesús, descubrirás que Dios ha
desarrollado y nutrido en ti poderosos torrentes de bendición para otros.
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