"Josué dijo al pueblo: ¿No podréis servir a Jehová...", Josué 24:19
¿Depositas la más mínima confianza en cualquier cosa o persona diferente a Dios? ¿Te queda un residuo
de confianza en cualquier virtud natural, o en un conjunto de circunstancias? Con respecto a esta nueva
propuesta que Dios ha puesto delante de ti, ¿estás confiando en ti mismo en cualquier detalle? Esto es lo
que significa examinarse. Es correcto que digas: "No puedo vivir de una manera santa", pero luego toma
la decisión de permitir que Jesucristo te santifique. No podréis servir a Jehová, pero puedes ubicarte en el
lugar donde la omnipotencia de Dios fluya a través de ti. ¿Es tan buena tu relación con Él como para que
esperes la manifestación de su maravillosa vida en ti?
El pueblo entonces dijo a Josué: "No, sino que a Jehová serviremos", Josué 24:21. No es una acción
impulsiva, sino un compromiso deliberado. Tenemos la tendencia a decir: "Pero Dios nunca pudo
haberme llamado a mí. Soy demasiado indigno. No puede ser a mí. Sí, es a ti y cuanto más débil e incapaz
seas, tanto mejor. Aquél que aún está apoyándose y confiando en algo dentro de sí mismo es el último en
acercarse siquiera un poco para decir: "Al Señor serviré".
Decimos: "¡Ay! ¡Si tan sólo pudiera creer de verdad!" La pregunta es: "¿Quiero creer?" No es de extrañar
que Jesucristo hiciera tanto énfasis en el pecado de la incredulidad. "Y no hizo allí muchos milagros
debido a la incredulidad de ellos", Mateo 13:58. Si realmente creyéramos que lo que ha dicho Dios es en
serio, ¡imagínate cómo seríamos! ¿Realmente me atrevo a permitir que Dios sea para mí todo lo que Él
afirma que será?
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