"Os exhortamos también a que no recibáis en vano la gracia de Dios", 2 Corintios 6:1
La gracia que tenías ayer no te servirá para hoy. La gracia es el favor sobreabundante de Dios y siempre
puedes contar con que está disponible para que la uses según tu necesidad. En mucha paciencia, en
tribulaciones, en necesidades, en angustias. En estas situaciones nuestra fe se somete a prueba (ver 2
Corintios 6:4). ¿Te falta la gracia de Dios ahora? ¿Te estás diciendo: "Oh, bueno, no la tendré en cuenta
esta vez"? No se trata de orar pidiéndole a Él que te ayude, sino de recibir su gracia ahora. Somos
propensos a hacer de la oración la preparación para nuestro servicio; sin embargo, nunca vemos esto en la
Biblia. La oración es el ejercicio de recurrir a la gracia de Dios. No digas: "Soportaré esta situación hasta
que pueda retirarme a orar". Ora ya; acógete a la gracia Divina en tus momentos de necesidad. La oración
es el acto más normal y práctico y no simplemente una acción que refleja tu devoción a Dios. Al mismo
tiempo, la oración es lo último en lo que aprendemos a valernos de la gracia. "En azotes, en cárceles, en
tumultos, en trabajos...", 2 Corintios 6:5. En todas estas circunstancias echa mano de su gracia, la cual te
convierte en una maravilla de Dios, ante ti y ante los demás. Recurre a su gracia ahora y no dentro de un
momento. La palabra principal en el vocabulario espiritual es ahora. Dondequiera que las circunstancias
te lleven y en cualquier condición que te encuentres, continúa acudiendo a la gracia de Dios. Una de las
mayores pruebas de que estás valiéndote de su gracia es que puedes ser totalmente humillado delante de
otras personas sólo mostrando su gracia y nada más.
"No teniendo nada...", 2 Corintios 6:10. Nunca te reserves nada. Vierte todo de ti dando lo mejor que
tienes y sé pobre siempre. Nunca seas diplomático y cauteloso con el tesoro que Dios te ha dado. Esta es
una pobreza victoriosa.
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