"Insiste a tiempo y fuera de tiempo", 2 Timoteo 4:2
Muchos de nosotros experimentamos la tendencia desequilibrada a ser insistentes fuera de tiempo. Este
"tiempo” no se refiere al momento, sino a nosotros. Insiste a tiempo y fuera de tiempo, tanto si tienes
deseos de hacerlo como si no. Si sólo realizáramos lo que nos sentimos inclinados a hacer, algunos de
nosotros nunca haríamos nada. Existen personas totalmente inútiles en el reino espiritual porque son
espiritualmente indecisas y débiles, y se niegan a hacer algo, a menos que se encuentren inspiradas de una
manera sobrenatural. La prueba de que nuestra relación con Dios marcha bien es que nos esforzamos al
máximo, nos sintamos inspirados o no.
Una de las peores trampas en las que el obrero cristiano puede caer es obsesionarse con los momentos
excepcionales de inspiración que ha tenido. Cuando el Espíritu de Dios te da un tiempo de inspiración y
de discernimiento, piensas: "Ahora, esta siempre será mi condición para Dios". No, no lo será y Él
cuidará de que no sea así. Esos momentos son un regalo de Dios en su totalidad. No te los puedes dar a ti
mismo cuando lo desees. Si dices que siempre tienes que estar en tu mejor condición, realmente te
conviertes en una carga intolerable para Él. Nunca harás nada a menos que Dios te mantenga inspirado de
una manera consciente. Si a tus mejores momentos los conviertes en un dios, descubrirás que la guía del
Señor irá desapareciendo de tu vida y nunca regresará hasta que seas obediente en el trabajo que te ha
colocado más cerca y cuando aprendas a no obsesionarte con esos momentos excepcionales, que Él te ha
dado.
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