"Entre tanto que tenéis la luz, creed en la luz" Juan 12:36
Todos vivimos momentos en los que nos sentimos muy bien, como nunca antes, y decimos: "¡Me siento
en forma para lo que sea! ¡Si tan sólo pudiera mantenerme siempre así!" Pero esto no sucederá. Son
momentos en los que recibimos una percepción o una revelación de acuerdo con la cual debemos vivir
cuando no nos sintamos igual. Muchos de nosotros no somos buenos para enfrentar el mundo cotidiano,
cuando no nos encontramos en la cima de la montaña. Sin embargo, debemos elevar nuestra vida diaria
hasta el nivel que nos fue revelado cuando estuvimos en la cumbre.
No permitas nunca que se desvanezca el sentimiento que se haya despertado en ti en la cima de la
montaña. No te amodorres al calor de pensamientos, diciendo: "¡Qué maravilloso sería que mi ánimo estuviera
así!"
Actúa inmediatamente, haz algo, aunque la única razón para actuar sea que preferirías no hacer nada. Si
en una reunión de oración Dios te muestra algo que Él quiere que realices, no digas: "lo voy a hacer", sino
¡hazlo! Cógete por el cuello y sacude la pereza de tu carne. La pereza se entromete en nuestros anhelos por permanecer extasiados en la cumbre, y entonces hablamos de que vamos a tener un tiempo en la
montaña. Es necesario que aprendamos a vivir en el día gris de acuerdo con lo que vimos en la cumbre.
No te rindas porque una vez estuviste inactivo y confundido. Manos a la obra de nuevo. Quema tus
puentes tras de ti y permanece consagrado a Dios en un acto voluntario. Nunca reconsideres tus
decisiones, pero entonces, asegúrate de tomarlas a la luz de lo que viste y aprendiste en la cima.
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