"Vosotros, pues, también estad preparados" Lucas 12:40
La necesidad más grande del obrero cristiano es estar listo para enfrentar al Señor en cualquier momento.
Sin importar cuál haya sido nuestra experiencia, esto no resulta fácil.
La batalla no es contra el pecado, las dificultades o las circunstancias sino contra enfrascarnos de tal
modo en nuestro servicio para Jesucristo, que no estemos preparados para mirarlo a Él de frente a cada
paso.
La necesidad más grande es estar mirándolo a Él y no a nuestras creencias o doctrinas, o a la pregunta si
somos o no de alguna utilidad para Él. Jesús rara vez se presenta en el lugar donde suponemos que lo
hará.
Él aparece donde menos lo esperamos y siempre en las situaciones más ilógicas. La única manera en que
un siervo se puede mantener fiel a Dios es al estar preparado para las visitas sorpresivas de Jesucristo. Lo
importante no es el servicio, sino vivir intensamente la realidad espiritual, esperándolo en toda ocasión.
Este sentido de expectativa le dará a nuestra vida la actitud infantil de confianza y respeto que Él desea
que tengamos. Si vamos a estar listos para Jesucristo, debemos dejar de ser religiosos. En otras palabras,
dejar de usar la religión como si fuera un estilo de vida elevado y ser espiritualmente reales.
Si estás evitando el llamado del pensamiento religioso del mundo actual y, en cambio, tienes "puestos los
ojos en Jesús", (Hebreos 12:2), si el máximo deseo de tu corazón es lo que Él desea y si piensas sus
pensamientos, entonces te van a tildar de poco práctico y de soñador. Pero, cuando súbitamente Él
aparezca en la obra durante el calor del día, tú serás el único que estará listo. No debes confiar en nadie e,
incluso, no debes prestarle atención al santo más perfecto de la tierra, si él está impidiendo que mires a
Jesucristo.
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