Palabra fiel: “Si alguno anhela obispado, buena obra desea”. 1 Timoteo 3:1
Lo asombroso en este párrafo es que el primer punto que el apóstol quiere que Timoteo mencione en Éfeso tiene que ver con el tema del oficio de un obispo o un anciano, que es un puesto muy importante y significativo que no se debe tomar de ninguna manera a la ligera. Pablo lo llama “una noble tarea”. El nombramiento de los ancianos en una iglesia local es la provisión del propio Señor Jesús para el liderazgo. Esta no es una invención humana. Demasiadas iglesias hoy funcionan como si fuesen corporaciones de negocio o clubs de campo, que funcionan para beneficio de sus miembros, eligiendo a sus propios dirigentes según los procedimientos democráticos. Pero en el Nuevo Testamento nunca encontramos nada así. En él vemos que fue Jesús mismo que creó la estructura del liderazgo. Él es la cabeza de la iglesia y, como tal, ha diseñado la clase de dirigentes y su función en la iglesia. Los ancianos tenían básicamente una tarea primaria. Al igual que los apóstoles en la iglesia en Jerusalén, toda su labor debía realizarse por medio del ministerio de la Palabra: enseñando, predicando, estudiando y aprendiendo de la Palabra de Dios. Por medio de la oración, debían descubrir la voluntad del Señor Jesús, que era la Cabeza de la iglesia, que estaba presente en cada iglesia y listo para dirigir sus actividades por medio del Espíritu de Cristo. Este es un hecho muy importante y emocionante que las iglesias actuales han olvidado en gran medida. Tengo la impresión de que muy pocas personas tienen conciencia de que Cristo es un Señor vivo en medio de ellas. No parecen ser conscientes de que Cristo está todavía en Su iglesia, dispuesto a dirigir sus actividades, desafiando a la cultura actual y explorando las grandes posibilidades que se presentan como resultado de las circunstancias cambiantes que crean un verdadero anhelo de ser liberadas de la esclavitud. Se necesita a un Señor viviente en medio de Su pueblo que dirija las actividades de la iglesia, y los ancianos son los instrumentos humanos de la dirección divina de la iglesia. Los ancianos son el medio, los canales por medio de los cuales el Señor lleva a cabo Sus enfoques innovadores y sorprendentes en la vida, que se convierten en realidad por medio del cuerpo de cristianos que se reúnen. Todos los cristianos están en el ministerio. No son tan solo los ancianos los que deben hacer el trabajo del ministerio. Usted está directamente relacionado con el Señor Jesús, de manera que Él puede decirle a usted en cualquier momento: “He abierto una puerta aquí en tu vecindario para ti. Quiero que alcances a estas personas”. Los ancianos deben estar a la expectativa de esto. Eso es lo que la palabra antigua episkopos significa: “supervisar”. Los ancianos deben estar fijándose en lo que está haciendo el Señor con Su pueblo y haciendo uso de las oportunidades que se les presentan. Deben ser instruidos en lo que ha dicho el Señor en Su Palabra, a fin de que puedan guiar esta nueva cosa emocionante que se está convirtiendo en realidad, corrigiéndola, de ser necesario. Esa es la obra de los ancianos.
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Aplicación a la vida |
Teniendo a Cristo en el timón, el liderazgo puede seguir un curso noble en todos los contextos. ¿Estamos nosotros orando seriamente, pidiendo que nuestros dirigentes sigan a Cristo con integridad? |
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