JESÚS, PAN DE VIDA ETERNA
Bien entendido, el éxito es algo a lo que el Señor llama a todos los creyentes a aspirar. El éxito debe ser perseguido, no temido o mirado con recelo, porque Dios nos llama a guardar Sus mandamientos con amor firme y fidelidad para que podamos encontrar «favor y buena estimación ante los ojos de Dios y de los hombres» (Prov. 3:1-4).
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