"Llamados a ser santos", 1 Corintios 1:2
Da gracias a Dios porque puedes ver todo lo que aún no has llegado a ser. Has tenido la visión, pero de ninguna manera has alcanzado la realidad todavía. Es cuando estamos en el valle que la mayoría de nosotros retrocede y donde comprobamos si seremos elegidos. Nosotros no estamos muy bien preparados para los golpes y moretones que han de venir, si vamos a ser transformados de acuerdo con la visión.
Hemos visto lo que no somos y lo que Dios quiere que seamos, pero ¿estamos dispuestos a ser golpeados para que la visión sea moldeada y podamos ser utilizados por Dios? Los golpes siempre vienen de una manera ordinaria y por medio de gente común y corriente.
En ocasiones no sabemos cuál es el propósito de Dios. Permitir que la visión se convierta en parte de mi carácter real depende de mi, no de Él. Si preferimos descansar en la cima y vivir del recuerdo de la visión, no seremos de ninguna utilidad en los asuntos ordinarios que conforman la vida humana. Debemos aprender a vivir confiando en la visión, no en un éxtasis o en una contemplación consciente de Dios. Esto implica vivir las realidades de nuestra vida a la luz de la visión, hasta que la verdad de la visión se cumpla en nosotros. Toda nuestra preparación se encamina hacia esa dirección. Aprende a agradecer a Dios por permitirte conocer sus exigencias.
Nuestro pequeño "yo soy" siempre se irrita cuando Dios dice: Haz. Deja que tu pequeño "yo soy" se marchite y se seque bajo la indignación de Dios: "'Yo soy el que soy' te ha enviado", Éxodo 3:14. Él debe dominar. ¿No es algo muy contundente comprender que Dios no sólo conoce dónde vivimos, sino también los escondrijos donde nos metemos? Él nos descubrirá tan rápido como un rayo. Nadie conoce a los seres humanos como Dios.
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