"Sus discípulos le preguntaron aparte: ¿Por qué nosotros no pudimos echarlo fuera?", Marcos 9:28. La respuesta depende de la relación personal con Jesucristo. Este género con nada puede salir, sino con concentración y redoblada concentración en Él. Podemos quedarnos impotentes, como los discípulos, al tratar de realizar la obra de Dios sin una concentración en su poder, sino mediante las ideas que salen de nuestra propia naturaleza. Realmente lo deshonramos por nuestra misma ansia de trabajar para Él sin conocerlo.
Cuando enfrentas un caso difícil y nada sucede exteriormente, aún puedes saber que habrá libertad y alivio por tu continua concentración en Jesucristo. El deber tuyo en el servicio y en el ministerio es vigilar que no haya nada entre Jesús y tú. ¿Hay algo ahora? Si es así, debes superar ese obstáculo, no pasándolo por alto con irritación, o saltando por encima de él, sino enfrentándolo y atravesándolo en la presencia de Jesucristo. Entonces, ese problema y todo lo que hayas experimentado con relación a él, glorificará al Señor de una manera que sólo conocerás cuando lo veas cara a cara.
Debemos ser capaces de levantar alas como las águilas, pero también debemos saber cómo descender. El poder del creyente consiste en bajar y saber vivir en el valle. Pablo dijo: "Todo lo puedo en Cristo que me fortalece", Filipenses 4:13. Las situaciones a que se refería eran en su mayoría humillantes. Sin embargo, tenemos la facultad de rehusar la humillación, diciendo: "No, gracias, me gusta mucho más estar en la cima con Dios". ¿Puedo enfrentar las circunstancias como realmente son a la luz de Jesucristo? ¿O las situaciones tal como son destruirán mi fe en Él y me llenarán de pánico?
Fuente: EN POS DE LO SUPREMO de Oswald Chambers.
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