"Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres", Gálatas 5:1
La persona cuya mente es espiritual nunca vendrá a ti para exigirte que creas esto y aquello, sino para que ajustes tu vida a las normas de Jesús. No se nos pide que le creamos a la Biblia, sino a Aquel a quien la Biblia revela (ver Juan 5:39-40). Somos llamados a proclamar la libertad para la conciencia, no la libertad de opinión. Y si nosotros mismos somos libres con la libertad de Cristo, otros entrarán a esa misma libertad, la libertad de comprender su absoluto control y autoridad.
Mide constantemente tu vida de acuerdo con las normas de Jesús. Sométete únicamente a su yugo, jamás a otro y ten cuidado de nunca sujetar a los demás a un yugo que Jesucristo no les haya puesto. Dios necesita mucho tiempo para cambiar nuestra forma de pensar, según la cual, a menos que todas las personas no vean las cosas como nosotros, están equivocadas. Esa nunca es su perspectiva. Sólo existe una libertad: la de Jesús obrando en nuestra conciencia a fin de capacitarnos para hacer lo correcto.
No te impacientes con los demás. Recuerda que Dios trató contigo con paciencia y benignidad. Pero no suavices la verdad de Dios. Déjala actuar y nunca ofrezcas disculpas por ella. Jesús dijo: "Id y haced discípulos", Mateo 28:19; no: "Haced prosélitos que se conviertan a vuestros propios pensamientos y opiniones".
Fuente: EN POS DE LO SUPREMO de Oswald Chambers.
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