"Pero tú, ¿buscas para ti grandes cosas?" Jeremías 45:5, LBLA
¿Estás buscando cosas grandes para ti en lugar de procurar ser una gran persona? Dios quiere que tengas una relación con Él mucho más íntima que la de simplemente obtener sus regalos. Desea que llegues a conocerlo. Las cosas grandes son accidentales, viene y se van. Pero Dios jamás nos da algo por accidente. No hay nada más fácil que entrar en una relación correcta con Dios, a menos que no sea a Él a quien buscamos, sino únicamente lo que nos puede dar.
Si no has ido más allá de pedirle cosas a Dios, no has alcanzado a comprender, ni siquiera un poco, lo que significa rendirse a Él. Te has convertido en un cristiano que vive de acuerdo con su propia opinión. Y protestas, diciendo: “Le pedí a Dios el Espíritu Santo, pero no me dio el descanso y la paz que esperaba”. Inmediatamente Dios pone el dedo en la llaga: No estás buscando al Señor en absoluto, estás buscando algo para ti mismo. Jesús dijo: Pedid y se os dará (Mateo 7:7). Pídele a Dios lo que deseas, pero no lo puedes hacer si es algo incorrecto. A medida que te acerques más a Él, dejarás de pedir cosas. "Vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad antes que vosotros le pidáis", Mateo 6:8. Entonces, ¿para qué pedir? Para que puedas llegar a conocerlo.
¿Estás buscando cosas grandes para ti? ¿Has dicho: “Oh, Señor, bautízame con tu Espíritu Santo”? Si Dios no responde es porque no te has entregado por completo a Él y todavía hay algo que te niegas a hacer. ¿Estás dispuesto a preguntarte qué es lo que quieres de Dios y porqué? Dios pasa por alto tu perfección actual por el bien de tu perfección máxima y final. Su objetivo no es hacerte bienaventurado y feliz sólo por el momento; Él está obrando en ti su máxima perfección, todo el tiempo. "Para que sean uno, así como nosotros somos uno", Juan 17:22.
Fuente: EN POS DE LO SUPREMO de Oswald Chambers.
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