"Porque ninguno de nosotros vive para sí mismo", Romanos 14:7, LBLA.
¿Alguna vez te has dado cuenta de que espiritualmente eres responsable ante Dios por otras personas? Por ejemplo, si en mi vida privada me desvío de Dios en cualquier forma, todos los que me rodean sufren. Y juntos, "...nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús...; ... si un miembro padece, todos los miembros se duelen con el...", Efesios 2:6, 1 Corintios 12:26. Si permites el egoísmo material y físico, la negligencia y la pereza mental, la insensibilidad moral o la debilidad espiritual, todos los que pertenezcan a tu círculo van a sufrir. Pero, te preguntas, "¿quién es capaz de vivir a la altura de un patrón tan exigente?" Nuestra capacidad proviene de Dios y sólo de Él (2 Corintios 3:5).
"...Me seréis testigos...", Hechos 1:8. ¿Cuántos de nosotros estamos dispuestos a consumir hasta el último remanente de nuestras fuerzas físicas y emocionales, de nuestra energía mental, moral y espiritual en favor del Señor Jesucristo? Este es el sentido que Dios le da a la palabra "testigo", lo cual requiere tiempo. Por lo tanto, sé paciente contigo. ¿Para qué nos ha dejado Dios en la tierra? ¿Solamente para que seamos salvos y santificados? No, lo hizo para que trabajemos al servicio de ÉL ¿Estoy dispuesto a ser para Dios pan partido y vino derramado? ¿A no valer nada para esta vida o esta era, excepto por un único propósito y sólo uno: el de ser usado en el discipulado de hombres y mujeres para el Señor Jesucristo? Mi vida de servicio para Dios es la manera en que le digo "gracias" por su indescriptible y maravillosa salvación. Recuerda que es totalmente posible que a cualquiera de nosotros Dios nos eche fuera como a la escoria de la plata: "...No sea que, habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado", 1 Corintios 9:27.
Fuente: EN POS DE LO SUPREMO de Oswald Chambers.
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