«Es
casi imposible que un creyente verdadero salvado por la sangre de Cristo
procure intencionalmente dividir su iglesia, eso es muy improbable. Ahora, mis
hermanos, lo cierto es que cualquiera de nosotros puede ser un instrumento del
diablo para dividir la iglesia. Cualquiera de nosotros puede ser un instrumento
de división en un momento dado; y lo terrible es que cuando eso ocurre, no solo
no nos vemos a nosotros mismos como instrumentos del maligno para hacer daño en
el pueblo de Dios, sino que hasta podemos llegar a pensar que en realidad
estamos haciendo un bien». PR. SUGEL MICHELÉN.
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