Y mandó a la gente que se sentara sobre la hierba. Tomó los
cinco panes y los dos pescados y, mirando al cielo, los bendijo. Luego partió
los panes y se los dio a los discípulos, quienes los repartieron a la gente.
Todos comieron hasta quedar satisfechos, y los discípulos recogieron doce
canastas llenas de pedazos que sobraron. Los que comieron fueron unos cinco mil
hombres, sin contar a las mujeres y a los niños. Mateo 14:19-21.
El mundo perece por
falta de conocimiento. ¿Alguno de nosotros pensó alguna vez en la China? Tu
imaginación no puede concebir tal cantidad de población en ese poderoso
imperio, sin Dios, sin Cristo, extraños a la heredad de Israel. Pero China no
es el único país en esta situación, existen otras grandes naciones que viven en
la oscuridad; la gran serpiente se ha enrollado alrededor del mundo y, ¿quién
lo librará de ella? Reflexiona en esta ciudad y sus millones de habitantes.
¡Cuánto pecado debe ver la luna desde allá arriba! ¡Cuánto pecado debe ver el
Día del Señor! Porque son muchas las transgresiones de esta malvada ciudad.
Babilonia no pudo haber sido más corrupta que Londres, ni más culpable, porque
no tenía la luz que Londres recibió un día. Hermanos, mientras que la iglesia
continúe adormecida en su letargo no hay esperanza para la China, no hay
esperanza para el mundo, no hay esperanza para nuestra ciudad. Es a través de
la iglesia que viene la bendición. Cristo multiplica el pan y lo da a los
discípulos, la multitud solo puede adquirirlo a través de los discípulos. ¡Ay,
es tiempo de que las iglesias se despierten a favor de los millones que está
muriendo!
A través de la Biblia en un año: Cantar de los Cantares 1-4
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