Ahora escuchen esto, ustedes que dicen: «Hoy o mañana iremos a
tal o cual ciudad, pasaremos allí un año, haremos negocios y ganaremos dinero».
¡Y eso que ni siquiera saben qué sucederá mañana! ¿Qué es su vida? Ustedes son
como la niebla, que aparece por un momento y luego se desvanece. Santiago 4:13-14.
¿Cuál es el valor de la
vida de un hombre que se involucra en los negocios, gana dinero, se hace rico y
muere? Esta clase de vida termina con un párrafo que publica el periódico de
Londres declarando el valor del difunto: «Este miserable no tenía ningún valor,
sus posesiones tenían valor pero él no tenía ninguno. Si hubiera valido algo,
habría empleado su dinero para hacer bien a la humanidad, pero como mayordomo
infiel acumuló los bienes de su Maestro en montones que se pudren». La mayoría
de los hombres buscan su propio bien. Pero una vida entregada a Jesús, a pesar
de que tiene que llevar su cruz, es noble, heroica y sublime. La verdadera vida
es la que se consagra por completo a Cristo y a su cruz y se asemeja a la vida
de los ángeles. De hecho, es incluso más elevada pues es la vida de Dios dentro
del alma del hombre. Tú que aspiras a vivir con nobleza, proponte vivir una
vida que valga la pena vivirla, recordarla y convertirla en el comienzo de la
eternidad ante el trono de Dios.
Algunos de ustedes
pueden estar comenzando a sentir el peso de la cruz sobre sus hombros cuando
piensan en las necesidades de aquellos que los rodean. Ellos mueren, perecen
por falta de conocimiento, tanto los ricos como los pobres, al obviar a Jesús,
quedan muchos de ellos atrapados en una justicia de apariencias nada más. Están
pereciendo. Y tú, ¿no tienes compasión? ¿Está tu corazón tan duro como el
acero? Estoy seguro que no puedes negar que los tiempos actuales demandan de ti
una vida consagrada y esforzada.
A través de la Biblia en un año: Salmos 99-102
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