Cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará fe en la tierra?
Lucas 18:8.
A nuestro Señor que ha
de venir no le importarán los tesoros de los ricos ni los honores de los
grandes. No mirará las habilidades que hemos desarrollado, ni las influencias
que tenemos, sino que mirará nuestra fe. Su gloria es «ser creído en el mundo»
y eso será lo que tendrá en cuenta. Este mercadero celestial considera la fe
como una perla de gran precio, la fe es tan preciosa para Jesús como lo es para
nosotros. En el último día tendrá lugar un minucioso escrutinio que buscará una
cosa fundamental, dónde hay fe y dónde no la hay. Aquel que cree será salvo;
aquel que no cree será condenado. La búsqueda se llevará a cabo en nuestros
hogares y en nuestros corazones, y la pregunta será: ¿Dónde está tu fe?
¿Honraste a Cristo, confiando en su Palabra y en su sangre, o no lo hiciste?
¿Glorificaste a Dios al creer en su revelación y depender de sus promesas, o
no? El hecho de que nuestro Señor en su venida buscará la fe nos debe llevar a
considerarla como algo muy valioso. No es un mero acto del intelecto, es una
gracia del Espíritu Santo que glorifica a Dios y produce obediencia en el
corazón. Jesús la busca porque él es el objeto de ella, y es por medio de ella
que en su primera venida se lleva a cabo su propósito. Nuestro Salvador está buscando
la fe. «Atentamente observa al ser humano; con sus propios ojos lo examina»
(Salmo 11:4). Este es el oro que él está buscando en la cantera de nuestra
humanidad. Este es el objetivo de su búsqueda real: ¿crees en el Señor
Jesucristo?
A través de la Biblia en un año: Santiago 1-2
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