¡Pero tengan cuidado! Presten atención y no olviden las cosas
que han visto sus ojos, ni las aparten de su corazón mientras vivan.
Cuéntenselas a sus hijos y a sus nietos. Deuteronomio 4:9.
Con vistas a estar
preparado para el conflicto que se aproxima, solo tenemos que predicar y vivir
el evangelio, y no dejar de enseñarles a los niños la Palabra de Dios. Debemos
tener muy en cuenta esto último, porque es de la boca de los niños y de los que
maman que se perfecciona la alabanza. Concéntrate en los planes apostólicos y espera
con toda seguridad sus mismos triunfos. Predica a Cristo, predica la Palabra a
tiempo y fuera de tiempo e instruye a los niños. Uno de los métodos de Dios
para reservar los campos de las malas hierbas es sembrar trigo en ellos cuando
aún son suelos jóvenes.
La obra de la gracia de
Dios en Timoteo comenzó con la instrucción temprana. «Desde tu niñez conoces
las Sagradas Escrituras» (2 Timoteo 3:15). Nota el tiempo para la instrucción.
La expresión «desde tu niñez» puede comprenderse mejor si decimos: «desde que
eras muy pequeño», o como lo dice la Biblia en Lenguaje Sencillo: «desde niño».
No significa un adolescente o un joven, sino un niño que recién está saliendo
de su infancia. Desde muy pequeño Timoteo había conocido los escritos sagrados.
Esta expresión, sin lugar a dudas, se utiliza para mostrar que nunca es
demasiado temprano para comenzar a llenar la mente de nuestros hijos con el
conocimiento de las Escrituras. Los bebés aprenden mucho antes de lo que
suponemos. Durante los primeros meses de vida de un niño, este aprende más de
lo que nosotros imaginamos. Muy pronto aprende que su madre lo ama y que
depende de ella y, si la madre es una mujer sabia, aprende el significado de la
obediencia y la necesidad de someter su voluntad a una voluntad superior. Esto
puede ser clave para toda su vida en el futuro.
A través de la Biblia en un año: Salmos 128-131
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