Luego dijo: «Jesús, acuérdate de mí cuando vengas en tu reino».
Lucas 23:42.
Nota que este hombre
creyó en Jesucristo cuando literalmente lo vio sufriendo la muerte de un
malhechor bajo las circunstancias más vergonzosas posibles. Tú nunca te has
dado cuenta lo que significa ser crucificado. Eso va más allá de nuestra
experiencia. Este hombre lo vio con sus propios ojos y llamar «Señor» a quien
estaba colgando de un madero, fue un gran triunfo de fe. Decirle que lo
recordara cuando viniera en su reino, a pesar de verlo desangrándose y a punto
de morir, fue un significativo acto de confianza, un noble acto de fe.
Recuerda también que en
ese momento, cuando el ladrón confió en Jesús, todos sus discípulos lo habían
abandonado y habían huido. Puede ser que Juan estuviera observando a una cierta
distancia y que algunas santas mujeres estuvieran un poco más lejos, pero
ninguno estuvo presente para ver morir a Jesús. Judas lo vendió, Pedro lo negó
y el resto lo abandonó. Fue entonces que el ladrón moribundo llamándolo «Señor»
le dijo: «Jesús, acuérdate de mí cuando vengas en tu reino». A eso yo llamo una
fe gloriosa. Algunos de ustedes no creen, a pesar de estar rodeados de amigos
cristianos, a pesar de que pueden ver el testimonio de aquellos que están a su
lado. Sin embargo, aquel hombre que estaba solo, ¡le implora a Jesús y lo llama
su Señor! Después que Jesús muriera el centurión creyó, pero antes, este ladrón
fue el único que confesó la fe y se aferró al Salvador cuando no había nadie más
que dijera «Amén» a lo que había dicho.
A través de la Biblia en un año: Salmos 103-106
No hay comentarios:
Publicar un comentario