Por eso, están delante del trono de Dios, y día y noche le
sirven en su templo. Apocalipsis 7:15.
Una idea correcta del
cielo es que es un lugar de servicio ininterrumpido. Es una tierra cuyos
habitantes sirven a Dios día y noche en su templo, sin conocer el cansancio ni
decaer nunca. ¿Conoces el placer del trabajo? Aunque me quejo cuando las
personas esperan cosas imposibles de mí, la alegría más grande de mi vida es
estar ocupado en las cosas de Dios. El día en que no predico no soy feliz, pero
el día de mi mayor y más profundo gozo es el día que tengo el privilegio de
predicar el evangelio y trabajar para Dios. El servicio es un placer. Alabar a
Dios es un placer. Trabajar para él es la mayor bendición que un mortal pueda
conocer. ¡Oh, cuán dulce debe ser cantar sus alabanzas sin que nuestra garganta
se quede seca! ¡Oh, qué bendición estar siempre agitando las alas y nunca
cansarse! ¡Oh, qué dulce será disfrutar el volar en círculos alrededor del
trono de Dios en el cielo mientras dure la eternidad sin tener que poner la
cabeza en la almohada, ni nunca sentir el peso de la fatiga ni los síntomas que
nos advierten que debemos descansar, sino continuar por siempre en la eternidad
como un río ancho que fluye con las perpetuas corrientes del servicio! ¡Oh, ese
debe ser un tremendo disfrute! ¡Eso tiene que ser el cielo, servir a Dios día y
noche en su templo! Muchos de ustedes han servido a Dios en la tierra y han
probado algo de esa bendición.
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