Los gabaonitas, al darse cuenta de cómo Josué había tratado a
las ciudades de Jericó y de Hai, maquinaron un plan. Enviaron unos mensajeros,
cuyos asnos llevaban costales viejos y odres para el vino, rotos y remendados.
Josué 9:3-4.
Pienso que nuestras
pruebas provienen, con frecuencia, por asuntos que no hemos llevado ante el
Señor e incluso más, estoy seguro que cometemos los mayores errores en aquellos
asuntos que consideramos más simples y que no llevamos al Señor, que en los que
sí llevamos a él. Los gabaonitas engañaron a los hombres de Israel porque
llevaban costales viejos y odres rotos y remendados, y los israelitas dijeron:
«Está claro que estos hombres tienen que haber venido desde muy lejos para
tener sus cosas así», de modo que hicieron un pacto con ellos sin buscar la
voluntad del Señor. De no haberles parecido todo tan claro, habrían ido al
Señor en busca de dirección, y él los habría guiado de forma correcta. Te
equivocas cuando piensas que puedes ver tu camino, pero cuando no puedes ver tu
camino y confías en que Dios te guiará por una senda que no conoces, irás bien.
Estoy persuadido de que el asunto más simple y trivial que no llevamos a Cristo
se convertirá en un problema, mientras que el más intrincado laberinto, bajo la
dirección de Jesucristo, será un camino seguro para los pies de todos los que confían
en la sabiduría infalible de su Señor y Salvador.
A través de la Biblia en un año: Ester
4-7
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