«Tenemos una ciudad fuerte. Como un muro, como un baluarte, Dios
ha interpuesto su salvación. Abran las puertas, para que entre la nación justa
que se mantiene fiel. Al de carácter firme lo guardarás en perfecta paz, porque
en ti confía». Isaías 26:1-3.
Determina que si otros
hacen lo que mejor les parece, no serás responsable por sus acciones; pero tú
harás lo que creas que sea correcto. Si eres cristiano, compórtate como tal, sé
un seguidor de Cristo en todo, según te guíen la Palabra de Dios y tu propia conciencia.
Descubrí que el hábito de pensar por mí mismo y actuar según mis convicciones
me era muy útil, y me ha sido útil hasta el día de hoy. En este instante soy
capaz de esperar en la presencia de Dios, sin confiar en este o en aquel
hombre, sino solo en el brazo eterno que sostendrá a todo el que delante de
Dios determine seguir la verdad, adondequiera que esta lo pueda guiar.
Ahora bien, ruego que
cada cristiano en este lugar –en especial los que comienzan su vida- analice
bien este asunto, porque el gozo, la paz y la tranquilidad interior de la vida,
dependerán en gran medida de la fidelidad a las convicciones de cada aspecto
que mantengan con la ayuda de Dios. Esta noche, el mismo gran Rey parece estar
diciendo: «Pondré mis ojos en los fieles de la tierra, para que habiten
conmigo; solo estarán a mi servicio los de conducta intachable» (Salmo 101:6).
Él es el hombre que escogeré para que me sirva.
A través de la Biblia en un año: 2
Crónicas 33-36
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