Necio es el que confía en sí mismo; el que actúa con sabiduría
se pone a salvo. Proverbios 28:26.
Haz lo que Dios te
dice, como Dios te diga y porque Dios te lo dice, y no sufrirás daño alguno. El
Señor le ordenó a Moisés que agarrara la serpiente de la que él huyó, él lo
hizo así y esta no lo mordió. Por el contrario, la serpiente se convirtió en
una vara que obró maravillas. Obedece al Señor en todas las cosas. Ten en
cuenta las jotas y las tildes, porque aquel que «infrinja uno solo de estos
mandamientos, y enseñe a otros a hacer lo mismo, será considerado el más
pequeño en el reino de los cielos; pero el que los practique y enseñe será
considerado grande en el reino de los cielos» (Mateo 5:19).
También existe la
opción de confiar en la providencia divina con la confianza de un niño. Dichoso
el hombre que siempre espera en Dios hasta saber lo que debe hacer, que siempre
le pide al Señor que lo guíe y que no confía en su propio entendimiento. Busca
la dirección providencial del Señor y espera la guía divina. Es mucho mejor
permanecer parado que correr por el camino equivocado. Espera un poco y busca
la dirección de Dios, y no te muevas hasta que escuches la voz detrás de ti que
diga: «Este es el camino; síguelo» (Isaías 30:21).
Y estoy seguro que el
camino del servicio consagrado para la gloria de Dios es uno de esos caminos
seguros. Es bueno cuando un hombre dice: «Elijo mi camino según esta norma:
¿Cómo puedo servir mejor a Dios?» «¿En cuál camino puedo glorificar mejor a
Dios?» Ese es tu camino al cielo, cristiano, el camino en el que el Señor se
glorifica mejor en ti. Si caminas por ese sendero, de seguro estarás protegido
por su poder soberano.
A través de la Biblia en un año: 2
Crónicas 29-32
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