De este evangelio he sido yo designado heraldo, apóstol y
maestro. Por ese motivo padezco estos sufrimientos. Pero no me avergüenzo,
porque sé en quién he creído, y estoy seguro de que tiene poder para guardar
hasta aquel día lo que he dejado a su cuidado. Con fe y amor en Cristo Jesús,
sigue el ejemplo de la sana doctrina que de mí aprendiste. Con el poder del
Espíritu Santo que vive en nosotros, cuida la preciosa enseñanza que se te ha
confiado. 2 Timoteo 1:11-14.
Todo hombre es llamado
a hacer tanto bien como pueda, pero algunos hombres son apartados para trabajar
en departamentos específicos de la obra cristiana y deben ser doblemente
cuidadosos de hacerlo todo en nombre de su Maestro. Si un barco estuviera
encallado y rompiéndose, y la tripulación estuviera a punto de perecer, estamos
todos autorizados para hacer tanto como podamos para salvar la nave naufragada,
pero los hombres que pertenecen a la tripulación designada para el bote
salvavidas, tienen el derecho de ir a la vanguardia, tomar los remos y hacerse
a la mar. Están autorizados para ir a la cabeza con valentía ante el peligro.
Entonces, hermanos míos, aquellos de ustedes que han sentido dentro de sí el
llamamiento divino, el impulso sagrado que los obliga a dedicar sus vidas a la
salvación de quienes los rodean, pueden hacerlo valientemente y sin excusas.
Vuestra autoridad viene de Cristo porque el Espíritu Santo los ha apartado para
la obra. Que ningún hombre les ponga obstáculos ni los desanime. Avancen a las
filas delanteras negándose a sí mismos.
A través de la Biblia en un año: 2
Samuel 21-24
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