«Todo está permitido», pero no todo es provechoso. «Todo está
permitido», pero no todo es constructivo. Que nadie busque sus propios
intereses sino los del prójimo. 1 Corintios 10:23-24.
Ojalá que todos los
hombres en este tiempo abundaran en dar limosnas, pero especialmente aquellos
que son seguidores del amoroso Jesús. Considera tus transacciones desde el
punto de vista de la eternidad. Mide lo que haces, no como si fueran a
considerarlo los hombres del mundo, sino como si tú mismo lo fueras a juzgar
cuando contemples en el país celestial el rostro de aquel a quien amas. No
quiero que cuando vayas a morir tengas que decir: «Tuve muchas posesiones, pero
he sido un mal mayordomo. Tuve habilidad pero malgasté las mercancías de mi
Amo. Lo único que hice con mi riqueza fue habilitar bien mi casa, quizá comprar
cuadros costosos y darme lujos que me hicieron más daño que bien». Espero, por
el contrario, que puedas decir: «Solo por gracia soy salvo, pero esa gracia me
permitió consagrar mis bienes y darles el mejor uso. Puedo presentar mi
mayordomía sin temor. No viví para la vida fugaz que ahora ha terminado, sino
para la vida eterna». Hermanos, algunos hombres gastan tanto en sí mismos y tan
poco en el Señor que para mí es como si se comieran la manzana y le dieran a
Cristo las cáscaras: acumulan la harina y le dan al Señor un poquito del
salvado. No vivan como los insectos que mueren en un día, sino como hombres que
viven para siempre.
A través de la Biblia en un año: 1 Samuel 13-16
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