¿Quién eres tú para juzgar al siervo de otro? Que se mantenga en
pie, o que caiga, es asunto de su propio señor. Y se mantendrá en pie, porque
el Señor tiene poder para sostenerlo. Romanos 14:4.
Dios tiene mil maneras
de lograr sus propósitos. De haberlo querido, habría convertido en pan cada
piedra de Samaria y habría hecho harina del polvo de sus calles. Si mandó
alimento al desierto sin cosecha, y agua al desierto sin viento y sin lluvia,
él podría hacer lo que quisiera y realizar su obra a su manera. No nos
permitamos el pensar en limitar al Santo de Israel a un modo especial de actuar.
Cuando escuchamos de hombres a quienes está llevando a manifestarse con nuevas
formas de hacer la obra, no sintamos que «esto tiene que estar mal», más bien
esperemos que sea muy probable que esté bien porque necesitamos escapar de
estas rutinas horribles y convencionalismos miserables que son más bien
impedimentos que ayudas. Algunos hermanos muy estereotipados consideran que es
un crimen que un evangelista cante el evangelio; y en cuanto a ese órgano
americano, ¡espantoso! Uno de estos días otro grupo de almas conservadoras
difícilmente soportará un servicio sin cosas así, porque el horror de los
tiempos pasados es el ídolo de los siguientes. Cada hombre en su propio orden,
y Dios los usa a todos; y si hay alguna peculiaridad, idiosincrasia, mucho
mejor. Dios no hace a sus siervos de la misma manera que los hombres echan el
hierro en los moldes, él tiene una obra separada para cada uno y deja que cada
hombre haga su obra a su forma y que Dios lo bendiga.
A través de la Biblia en un año: Gálatas
3-4
No hay comentarios:
Publicar un comentario