Pero en ti se halla perdón, y por eso debes ser temido. Salmos 130:4.
¿Has observado el
versículo que viene antes de este texto? Dice así: «Si tú, Señor, tomaras en
cuenta los pecados, ¿quién, Señor, sería declarado inocente?» (Salmos 130:3).
Eso es una confesión. Ahora bien, la confesión siempre debe preceder al perdón.
«Si confesamos nuestros pecados, Dios, que es fiel y justo, nos los perdonará y
nos limpiará de toda maldad» (1 Juan 1:9). Si tratamos de encubrir nuestro
pecado, «si afirmamos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos y
no tenemos la verdad» (1 Juan 1:8), y no puede venir ningún perdón de parte de
Dios para nosotros. Por lo tanto, declárate culpable, declárate culpable. Debes
hacerlo porque eres culpable. Descubrirás que es lo más sabio que puedes hacer,
porque esta es la única manera de obtener misericordia. Entrégate a la
misericordia de tu Juez y encontrarás misericordia, pero primero reconoce que
necesitas misericordia. Sé honesto con tu conciencia y honesto con tu Dios, y
confiesa tu iniquidad y acongójate ante la justicia que no has alcanzado.
A través de la Biblia en un año: Josué
21-24
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