Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con
toda tu mente y con todas tus fuerzas. Marcos 12:30.
Dios merece, en todos
los aspectos, el amor que exhorta a los santos tener. Piensa en la excelencia
del carácter de quien se te pide que ames. Dios es un ser tan perfecto que
ahora yo siento que, apartándome por completo de cualquier cosa que él ha hecho
por mí, yo lo amo porque él es tan bueno, tan justo, tan santo, tan fiel, tan
verdadero. No hay uno solo de sus atributos que no sea exactamente lo que
debiera ser. Si miro a su amado Hijo, veo que su carácter está balanceado de
una manera tan gloriosa que me pregunto por qué incluso aquellos que niegan su
divinidad no adoran un carácter como el de él, porque es absolutamente único.
Cuando pienso en el carácter del Espíritu para siempre bendecido, en su
paciencia y en su sabiduría, su ternura y su amor para con nosotros, no puedo
evitar amarlo. Sí amado, tenemos que amar al Padre, al Hijo y al Espíritu
porque nunca los corazones humanos tuvieron tal objeto de amor como la divina
Trinidad en unidad.
¿Qué es Dios? «Dios es
amor». Esa corta frase lo encierra todo. Él es un Dios maravilloso pero es tan
misericordioso como maravilloso. Él está tan lleno de bondad así como el sol
está lleno de luz y tan lleno de gracia como el mar está lleno de agua y él se
complace en dar a otros todo lo que tiene. Dios, mi Dios, tú eres todo un
encanto y el corazón que esté en buena condición tiene que amarte.
A través de la Biblia en un año: Deuteronomio
1-4
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