“No quitará el bien a los que en integridad andan”. Salmo 84:11.
El Señor nos puede negar
muchas cosas agradables, pero no nos quitará “el bien”. Él conoce lo que es
bueno para nosotros. Algunas cosas son buenas indubitablemente, y estas podemos
tenerlas con sólo pedirlas por medio de Jesucristo nuestro Señor.
La santidad es buena, y Él la obrará en nosotros gratuitamente. Con placer Él nos concederá la
victoria sobre las malas inclinaciones, los genios fuertes y las malas
costumbres, y no debiéramos quedar sin ella.
Él dará la
certeza completa, y la comunión íntima con Él, la
entrada a toda verdad, y la confianza que prevalece delante
del trono de la gracia. Si no las tenemos es por falta de fe en recibir, y no
por falta de voluntad en Dios para dar. Una calma, un estado de serenidad
celestial, mucha paciencia y amor ferviente, todo esto nos lo
dará si lo buscamos con santa diligencia.
Pero notad bien que tenemos
que andar “en integridad”. No ha de haber propósitos contradictorios, ni proceder
torcido; ni hipocresía ni engaño. Si andamos con enredos, Dios no puede
favorecernos, porque eso sería premiar el pecado. El camino de la rectitud es
el camino a la riqueza celestial, riqueza tan grande que incluye todo bien.
¡Qué promesa es esta para
invocarla en la oración! Doblemos nuestras rodillas y oremos.
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