¿Qué hará? Nos santificará en todo. Mirad el versículo anterior. Él continuará la
obra de purificación hasta que seamos perfectos. Para que “vuestro espíritu y
alma y cuerpo sea guardado entero sin reprensión para la venida de nuestro
Señor Jesucristo”. No permitirá que abandonemos la gracia, ni que vengamos bajo
el dominio del pecado. ¡Cuán grandes son estos favores! Bien podemos adorar al
dador de dones tan inefables.
¿Quién hará esto? El Señor que nos ha llamado de las tinieblas a su luz admirable, de la
muerte en pecado a la vida eterna en Cristo Jesús. Sólo Él puede hacer esto;
tal perfección y tal preservación sólo pueden venir del Dios de toda gracia.
¿Por qué lo hará? Porque “es fiel”; fiel a su promesa de salvar al creyente; fiel a su
Hijo, cuya recompensa es que su pueblo sea presentado sin mancha delante de Él;
fiel a su obra que ha comenzado en nosotros por nuestra vocación eficaz. Los
santos pueden confiar, no en su propia fidelidad, sino en la fidelidad de su
Señor. Ven, alma mía, puedes empezar un mes oscuro con un gran banquete. Puede
haber nieblas afuera, pero debiera haber luz del sol adentro.
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