“Porque he aquí yo mandaré y haré que la casa de Israel sea zarandeada
entre las gentes, como se zarandea el grano en un harnero y no cae un granito
en la tierra”. Amós 9:9.
Aún sigue el trabajo de
zarandear. Donde quiera que vayamos, aún somos limpiados y cernidos. En todas
las naciones el pueblo de Dios es probado “como se zarandea el grano en un
harnero”. Algunas veces el diablo tiene el harnero, y nos zarandea muy de
prisa, con el vivo deseo de hallarse libre de nosotros para siempre. La
incredulidad no es lenta para agitar nuestro corazón y entendimiento con sus
temores inquietos. El mundo echa una mano deseosa del mismo trabajo y nos agita
a la derecha y a la izquierda con gran vigor. Y lo peor de todo, la iglesia,
apóstata en gran parte como es, se presenta para dar una fuerza más furiosa al
trabajo de zarandear.
¡Bien! ¡Bien! Que siga.
Así la paja es separada del trigo. Así el trigo es limpiado del polvo y de la
paja. ¡Y cuán grande es la misericordia que nos es prometida en el versículo:
“No cae un granito en la tierra”! Todo lo que es bueno, verdadero y bondadoso,
será preservado. Ni uno de los creyentes más pequeños será perdido, ni ningún
creyente, perderá cualquiera cosa que se pueda llamar una pérdida. Seremos tan
guardados en el zarandeo que será una verdadera ganancia para nosotros por
Cristo Jesús.
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