Esto equivale a una
promesa. Ha sido bueno, es bueno y será bueno para mí llevar el yugo.
Al principio de la vida
tuve que sentir el peso de la convicción, y desde entonces este peso ha
resultado ser una carga que enriquece el alma. ¿Hubiera yo amado tanto al
Evangelio si no hubiera aprendido por profunda experiencia la necesidad de la
salvación por gracia? Jabes fue más ilustre que sus hermanos, por cuanto su
madre dio a luz en dolor, y los que sufren mucho al ser nacidos para Dios se
hacen creyentes fuertes en la gracia soberana.
El yugo de la censura es
penoso, pero prepara el hombre para honra futura. El que no ha aceptado el reto
del desprecio no es apto para ser jefe. El elogio embriaga si no es precedido
por la afrenta. Los hombres que se elevan a la eminencia sin un esfuerzo,
generalmente caen en la deshonra.
El yugo de la aflicción,
del contratiempo y del trabajo excesivo de ningún modo se debe buscar; pero
cuando el Señor nos lo impone en nuestra mocedad, frecuentemente desarrolla un
carácter que glorifica a Dios y bendice a la iglesia.
Ven, alma mía, dobla tu
cuello, toma tu cruz. Fue buena para ti cuando eras joven; no te hará daño
ahora. Por amor de Jesús cárgala al hombro alegremente.
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