“Tened también vosotros paciencia; confirmad vuestros corazones: porque la
venida del Señor se acerca”. Santiago 6:8.
La última palabra en el
Cantar de los Cantares es: “Huye, amado mío”, y leemos entre las últimas
palabras del Apocalipsis: “El Espíritu y la Esposa dicen: Ven”; a lo cual el
Esposo celestial contesta: “Ciertamente vengo en breve”. El amor anhela la
manifestación gloriosa del Señor y se goza en esta dulce promesa: “La venida
del Señor se acerca”. Esta sostiene muchas almas en cuanto a lo futuro. Miramos
por esta ventana con esperanza.
Esta “ventana de piedras
preciosas” tan sagrada ilumina lo presente y nos pone en buen estado para el
trabajo o el sufrimiento inmediato. ¿Somos probados? Entonces la proximidad de
nuestro gozo nos dice en voz baja que tengamos paciencia. ¿Estamos cansados
porque no vemos la siega como resultado de nuestra siembra? Otra vez esta
gloriosa verdad nos exclama: “Tened paciencia”. ¿Nuestras multiplicadas
tentaciones nos hacen vacilar en lo más mínimo? Entonces la seguridad de que
antes de mucho el Señor estará aquí, nos predica con este versículo: “Confirmad
vuestros corazones”. “Estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor
siempre”. Pronto oirás las trompetas de plata que anuncian la venida de tu Rey.
No tengas ningún temor. No rindas el castillo, porque Él viene; sí, tal vez aparecerá
en este mismo día.
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