“Porque en mano de mujer venderá Jehová a Sísara”. Jueces 4:9.
Este versículo es algo
extraño, pero tal vez habrá personas en el mundo que tengan bastante fe para
valerse de él. Barac el hombre, aunque llamado a la guerra, tenía poca
inclinación para pelear a menos que Débora fuese con él, y así el Señor
determinó que la guerra fuese hecha por una mujer. De esta manera reprendió la
debilidad del hombre, y adquirió para sí mismo más gloria, y avergonzó más a
los enemigos de su pueblo.
El Señor puede todavía
servirse de instrumentos débiles. ¿Por qué no de mí? Puede servirse de personas
que no son generalmente llamadas a grandes combates públicos. ¿Por qué no de
ti? La mujer que mató al enemigo de Israel no era ninguna amazona, sino una
esposa que vivía en su tienda de campaña. No era ninguna oradora, sino una
mujer que ordeñaba las vacas y hacía manteca. ¿No puede el Señor servirse de
cualquiera de nosotros para realizar sus propósitos? Alguna persona puede venir
a la casa hoy así como Sísara vino a la tienda de campaña de Joel. Ojalá nos
toque a nosotros, no matarla, sino salvarla. Que la recibamos con grande cariño
y le pongamos delante la bendita verdad de la salvación por el Señor Jesús,
nuestro gran Sustituto, y que hagamos sentir en su corazón el mandato “Cree y
vivirás”. ¿Quién sabe si algún pecador valiente será vencido hoy por el
Evangelio?
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