“Ahora me levantaré, dice Jehová; ahora seré ensalzado, ahora seré engrandecido”.
Isaías 33:10.
Cuando los destructores
habían devastado la tierra como si hubiera sido devorada por la langosta, y los
soldados que defendían el país se sentaron a llorar como mujeres, entonces el
Señor vino en socorro de su pueblo. Cuando los viajeros cesaron de caminar a
Sión, y Basán y Carmelo fueron como viñas en donde la fruta ha faltado,
entonces el Señor se levantó. Dios es ensalzado en medio de un pueblo afligido,
porque buscan su rostro y confían en Él. Él es aún más ensalzado cuando en
respuesta a sus clamores se levanta a librarlos y a derribar a sus enemigos.
¿Es este un día de dolor
para nosotros? Esperemos ahora ver al Señor glorificado en nuestra liberación.
¿Estamos orando con fervor? ¿Clamamos a Él día y noche? Entonces el tiempo
prescripto para demostrar su gracia está cerca. Dios se ensalzará en el tiempo
oportuno. Él se levantará cuando con ello despliegue más su gloria. Deseamos su
gloria más que anhelamos nuestra propia liberación. Que el Señor sea ensalzado,
y nuestro mayor deseo está obtenido.
Señor, ayúdanos de tal
manera que veamos que Tú mismo estás obrando. Que te magnifiquemos Dios bueno y
grande.
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