“El justo que camina en su integridad, bienaventurados serán sus hijos
después de él”. Proverbios 20:7.
Es natural tener ansiedad
acerca de nuestra familia, pero seremos sabios si las tornamos en solicitud por
nuestro carácter. Si andamos delante del Señor en integridad, nuestros
descendientes serán más benditos que si les legásemos grandes fortunas. La vida
santa de un padre es un legado rico para sus hijos.
El hombre recto deja a
sus herederos su ejemplo, y esto en sí es una mina de verdadera riqueza.
¡Cuántos hombres pueden atribuir su buen éxito en la vida al ejemplo de sus
padres!
También les deja su
reputación. Los hombres piensan tanto mejor de nosotros si somos hijos de un
hombre de confianza, los sucesores de un comerciante de excelente reputación.
¡Oh, que todos los jóvenes deseen conservar el buen nombre de la familia!
Sobre todo, el justo deja
a sus hijos sus oraciones, y la bendición de un Dios que oye la oración, y
estas hacen que nuestros descendientes sean favorecidos entre los hijos de los
hombres. Dios los salvará aún después de nuestra muerte. ¡Oh, que fuesen salvos
ahora!
Nuestra integridad tal
vez será el medio que Dios usará para salvar nuestros hijos e hijas. Si ven la
verdad de nuestra religión demostrada en nuestras vidas, tal vez creerán por sí
mismos en Jesús. ¡Señor, cumple esta palabra en mi casa!
FUENTE: Libro de Cheques del Banco de la Fe –
Charles H. Spurgeon.
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