“Medita estas cosas; ocúpate en ellas; para que tu aprovechamiento sea
manifiesto a todos”. 1 Timoteo 4:15.
Esta es, prácticamente,
una promesa de que por la meditación diligente y entregándonos de lleno a
nuestra obra para el Señor, haremos progresos que todos podrán ver.
Aprovechamos de la Palabra de Dios, no leyéndola ligeramente, sino meditándola
profundamente. Alcanzaremos verdadero provecho, no haciendo mucho trabajo de
una manera descuidada, sino dando nuestro mejor pensamiento a lo que
emprendamos. “En toda labor hay fruto”, pero no en
agitación y apresuramiento sin verdadera energía de corazón.
Si nos dividimos entre
Dios y Mammón, o Cristo y nosotros mismos, no adelantaremos. Tenemos que
ocuparnos del todo en cosas santas, o de lo contrario seremos pobres
comerciantes en el negocio celestial, y en nuestro inventario no se verá
ninguna ganancia.
¿Soy yo un siervo del
Señor? Debo serlo del todo, y no gastar mis energías en ocupaciones
secundarias. ¿Qué tengo yo que ver con partidos políticos o diversiones vanas?
¿Soy yo un cristiano? Que mi servicio para Jesús sea mi ocupación, el trabajo
de mi vida, mi única solicitud. Tenemos que estar con Jesús, y entonces vivir
enteramente para Jesús, o de otra manera no haremos progreso, ni habrá
provecho, y ni la iglesia, ni el mundo sentirán esa influencia poderosa que el
Señor quisiera que ejerciéramos.
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